Dani Rovira y Los Ángeles de la noche malagueños reparten felicidad
|Los Ángeles Malagueños de la Noche consiguen repartir 3.000 menús solidarios durante la Nochebuena, una fiesta a la que se apuntó el cómico Dani Rovira
El día de Nochebuena despierta. Mientras, los alrededores del Mercado Central empiezan a ser hervidero de gente que va y viene con su compras de Navidad. A la espalda de Atarazanas, Pollos San Juan comienza también un día especial. Huele a tomillo y romero. Los clientes se reparten entre los que se llevan un menú completo y los que dicen eso de “apunta uno para los Ángeles Malagueños”. Un gesto que se ha venido repitiendo durante estas últimas semanas, pero que ayer aceleró su cadencia para llegar a los 3.000 menús solidarios de Nochebuena que necesitaba la ONG. Unos particulares querubines que, en un batir de alas, obraron el milagro de multiplicar sus menús de la solidaridad.
“No sé cómo darle las gracias. Pasamos un mal momento, pero Málaga no se ha olvidado de los más necesitados”, explicaba el presidente de la organización, Antonio Meléndez. Un pollo asado con guarnición, algo caliente que llevarse a la tripa, y una tortilla de patatas. A seis euros la donación. Aunque en un primer momento pareció que no iban a llegar, la solidaridad pisó el acelerador y se reunieron esos 18.000 euros para que los platos llegaran a sus destinatarios. El año pasado se repartieron 2.000 menús, este año se ha saltado a los 3.000. “El pueblo se ha volcado con nosotros -matizaba Antonio-, aquí viene de todo, pero cada vez más familias con hijos que no tienen nada para comer”. Es el milagro de la llanura de Santo Domingo.
Los dos empujones más fuertes fueron -a última hora- un ingreso de Cofarán, y el ya previsto de la taquilla de ‘Improviciados’, el espectáculo solidario de Dani Rovira y Clara Lago que se representó hace poco en el Teatro Alameda. Precisamente, el cómico malagueño quiso aprovechar que pasaba la Nochebuena entre los suyos para acercarse a la explanada de Santo Domingo y servir de forma testimonial algunos menús. «Esto también es parte de nuestra Navidad», decía. Pero él ya había hecho su parte más importante. Con la primera cucharada simbólica de Rovira, comenzaba el reparto de las cenas, sobre las cuatro de la tarde